Cien años de soledad
Juan es un hobre que vive en la ciudad
de Madrid, y desde pequeño, siempre ha tenido problemas para
socializarse con los demas, debido a su timida e introvertida
personalidad, lo que le llevó a no tener relaciones mas allá de su
familia.
“Muchos años después, frente al
pelotón de fusilamiento, el coronel Auerliano Buendia había de
recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el
hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y
cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que
se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes
como huevos prehistóricos.” (García M. ,1999 : 11)
Su padre solía llevarle de viaje para
que conociese el mundo, ya que Juan Aureliano veía el mundo de otra
manera al no tener amigos, el veía un mundo de soledad. Esta soledad
le llevó a querer ser un alto mando militar, con el que ocultaria su
extrovertida personalidad con una insensible y frivola capa de
indiferencia por los demás. El poder ocultaba su personalidad, pero
terminó sentenciandole, su aparente falta de escrupulos le llevó a
cometer una seria de crimenes para su interes, que al ser descubierto
le llevaron directo al frente del peloton. Su vida habia sido un
desmesurado error, la mascara que habia usado no fue la correcta,
pues le encaminó a la muerte, una muerte entre la más grande
soledad posible, en la que el único presagio de que en un momento no
estubo solo fueron los recuerdos sobre su padre, que se esforzaba por
hacerle un gran hombre, pero había que ver, en que se había
convertido.
El recuerdo que azotó su mente esta
vez fue la historia que le contó su padre sobre un gitano, que vende
todo lo que tiene para comprar un iman y así conseguir oro, a pesar
de las advertencias que le habían echo sobre que no seriviria, y
despues termina hundido con su codicia, cobró todo sentido para él.
Él había sido el gitano, que creyendo que cambiando su personalidad
por una mascara de maldad conseguiria triunfar, pero con eso perdió
todo lo que le quedaba, el legado de su padre, su personalidad. Y
allí estaba, frente al pelotón...