Pedro Calderón de la Barca from Aina Folch
Calderón
parte de la fórmula dramática de Lope de Vega y sus seguidores, pero
gradualmente introduce en ella unos cambios,
que implican la renovación del
género de la comedia nueva.
Calderón
suele respetar la unidad de acción,
respetando el trazado de los argumentos, y evitando la acumulación de
accidentes e intrigas secundarias.
Limita el número de personajes, y suele destacar uno de los demás,
convirtiéndolo en el eje sobre el
que gira la acción de las obras, y en torno a quién se organizan los demás
personajes.
Los
protagonistas suelen tener un carácter intelectual y reflexivo:
suelen exponer sus ideas a través de largos
parlamentos, que son una de las características del teatro de Calderón, a
pesar de que siempre trate de igualar
en sus obras los largos monólogos y
diálogos. Estos personajes suelen estar presionados por la norma
moral, que les obliga a comportarse de una forma determinada. No obstante,
a veces los personajes ignoran estas normas morales usando su libertad. En las obras de Calderón,
estos personajes obtienen su merecido a través de la justicia poética que usa en sus obras.
Calderón
tiene un lenguaje mucho más elaborado y artificioso que Lope de
Vega, y en su obra se advierte el uso tanto de recursos conceptistas como culteranos,
pero se denota una inclinación hacia la lengua
gongorina. Este echo se relaciona directamente con el tipo de público de sus obras, que en su mayoría
eran cortesanos y cultos. Esto
también explica la riqueza decorativa,
la aparatosa escenografía, la música, los textos recitados y cantados y la
mayor elaboración estilística.
Calderón
usa en su obra, al igual que Lope de Vega, fragmentos
líricos, pero al contrario que este sus canciones no se pueden extraer de contexto, ya que surgen de acciones.
Calderón
también usa en sus obras los símbolos y
las alegorías, que usa como medios para transmitir determinados contenidos y plantear problemas
universales de la existencia humana.
Los
temas de sus comedias son los mismos
que toda la comedia barroca: la historia
y las leyendas nacionales, la mitología, la religión, el honor, el amor, y los
celos.
En
su obra destaca el proceso de reflexión
intelectual al que somete todos los temas y motivos que en su momento se
convirtieron en tópicos. Usando estos argumentos convencionales, Calderón es
capaz de plantear problemas que
conciernen a la existencia humana. Con su gran bagaje cultural y su
habilidad en el planteamiento dialéctico de los problemas disecciona en su obra
con suma agudeza los entresijos de la conciencia humana.
El
teatro de Calderón muestra un momento
histórico en el que ya se atisba el enfrentamiento
que tendrá lugar en el siglo 18 entre razón
y fe. En muchos personajes calderonianos coexisten la fe y el espíritu crítico, la
credulidad y el escepticismo, y es que es característico del teatro de
Calderón el enfrentamiento entre
contrarios: el determinismo y el libre albedrío, la fe y la incredulidad,
el caos del mundo y la providencia divina, la vida concebida como esperanza y
la vida como castigo.
Muchos
de estos personajes calderonianos son individuos
arrojados a un mundo inexplicable,
ansiosos de interpretarlo por medios
racionales y sometidos a un destino ante el que, impotentes, intentan rebelarse.
Calderón niega la posibilidad de explicar el mundo con la razón, y cree que
solo puede justificarse acudiendo a un ser superior, Dios, que así lo ha dispuesto todo.
Pero
esta explicación religiosa no impide que algunos personajes tengan un destino trágico, una consecuencia del
enfrentamiento entre su libertad y
su destino. Calderón logra dar
calidad humana a estos seres
sometidos a conflictos abstractos y
metafísicos. En sus textos, convive la
tragedia clásica griega con la doctrina
católica de la libertad, dando lugar a un característico drama trágico católico, que muestra la
maestría de calderón para comunicar las enseñanzas religiosas.
Sin
embargo, en la obra de Calderón, no se puede ignorar que se entrecruzan y
complementan el sentido trágico y la comicidad irónica. Los elementos cómicos ya no solo aparecen
en entremeses, comedias y obras menores, sino que hasta en las tragedias hay
momentos y situaciones donde sirve de contrapunto
a los temas serios, razón por la que tiene mucha importancia la figura del gracioso que aligera el efecto de los
personajes serios y sus largos parlamentos.